quarta-feira, 23 de novembro de 2011

LA ERA DE BRONCE DE LA ESPIRITUALIDAD CRISTIANA..


En 1 Corintios de 12 e 13, Pablo dice que la comunidad de los discípulos, por mas tranquila que sea, y por mejor que practique los dones del Espírito, con orden y con buena sensatez; y, aunque reconozca los ‘hombres - dones’ que Dios da a Su Cuerpo — que es la comunidad de fe —; personas con dones apostólicos, proféticos, sabios, dotados de fe y de poder de invocar y realizar milagros, etc...; MISMO así, sin AMOR, ninguna de esas cosas es de provecho al ser que las practica.
Mejor dicho, si es de provecho, pero apenas ante los ojos de los hombres, frente a los cuales, cada “don y servicio” de ese género, puede manifestarse, con todos  sus desempeños impresionantes y etc...
No obstante, si la persona cayó en la armadilla de los fariseos, que consiste en el desempeño ‘para el exterior’, para los ‘otros’, para la ‘platea’, entonces, por mas bellamente llamativas que sean sus acciones, no le serán de ningún provecho espiritual, aunque de hecho ellas puedan acontecer, conforme Jesus dijo en Mateo 7, cuando habló de las obras de los lobos vestidos de ovejas. Pero, nada de eso les será de provecho, pues lo que aparece como ‘resultado’ delante de los ojos distraídos de los incautos e impresionables, no es acompañado de amor a los ojos de Dios.
Así es, PUEDE HABER PODER SIN AMOR, pero ningún poder sin amor ‘puede’ más allá de lo que es visible, pues en nada es de provecho para lo que permanece y es eterno.
Puede operar grandes milagros, o sanidades, o tener toda sabiduría y ciencia; puede dar sus bienes a los pobres en un gesto lindo de verse y celebrarse; o puede hasta dar su cuerpo en martirio en favor de los hombres, de la fe o de su propia consciencia; pero, sin AMOR, nada de eso será de provecho a su propio ser.
Así es, actuaciones carismáticas, sin amor en el día a día y sin una actitud genuinamente altruista y llena de gracia y misericordia, nada mas generan lo que es un auditorio para aplausos públicos, aunque el alma no saque ningún provecho espiritual de tales realizaciones.
Pablo dice: “...Si yo hablase…(ejecute todo esto).y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe.
Hombres de la Era de Bronce Espiritual!
Así es, son esos que viven de los desempeños de hojalatería, de la manufactura de “dones y servicios”, pero que no son hijos del amor!
Sin amor, el ejercicio carismático apenas produce HOMBRES DE METAL!
La iglesia salió (si es que de verdad salió... !, aunque por lo menos, en ‘tesis doctrinaria’, salió...) de la Era de las Tablas de Piedra (Ley de Moisés) y entró en la Era de la Espiritualidad do Bronce (Conforme se ve).
Así es, porque mismo los que dicen que andan conforme la fe en un “Dios vivo y que opera maravillas”, aun así, no les interesa mucho el amor, lo cual, para ellos, es, en la práctica, COSA DE CRISTIANOS INGENUOS; sólo siendo una ‘palabra-argumento’ a ser usada a fin de mantener la apariencia de espiritualidad en publico... entre los tontos a los cuales ellos engañan.
Esta es la Era de Bronce Espiritual para los creyentes. Llenos de confesiones de milagros; pero secos de vida; y, por ese proceso de carisma sin amor, van tornándose gente de bronce en el alma.
Así es, acaban transformándose en metal!
“Si no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe”, dijo Pablo de si mismo.
¿Que anda usted haciendo, hombre de la Era de Bronce?!
¿Usted piensa que sus manos levantadas en ausente “adoración”, adoran? ¿Usted piensa que puede estar lleno de odio y entrar en un palco de culto engañando a Dios diciendo ‘aleluya’? ¿Qué piensa usted? ¿Qué Dios es como  su auditorio?
Hombre de la Era de Bronce de la Fe, despierte. Usted está solo... sin amor. El mundo le conoce a usted. Pero Jesus nunca lo vio. Qué horror. Conocido por los hombres y desconocido por Dios!
Hombre de Bronce! Deje que las fuerzas del Amor lo resuciten a usted. Entonces, tenga los dones que Dios le diere, pues, practicados en amor, todos ellos serán de provecho; y usted ya no será el hombre-metal, sino la Melodía y la Canción Viviente de la Buena Nueva entre todos los humanos; y hasta para los ángeles perplejos con la Gracia vivida por gente como nosotros.
Piense en esto!
En él, en quien el sonido sólo es melodía si es hecho y soplado por los vientos del amor que nacen en nuestros corazones.

Caio Fabio.